La diferencia entre una empresa pública y una privada es la competencia. Las empresas públicas no compiten, y como tal la gente que forma la organización no está acostumbrada a esforzarse sobremanera, se han hecho cómodos, nadie destaca ni quiere destacar.
A lo largo de los años mientras eran empleados de una empresa pública se iba creando una cultura organizativa muy fuerte, que tenía como eje central la vida relajada, y que se contagiaba a la gente nueva.
Por una lado
En el primer día un trabajador veía como sus nuevos compañeros se relajaban, tomaban café, charlaban y todo eso mientras hojas y tareas se les acumulaban, y nadie parecía estar preocupado!!!!, era sorprendente.
Los compañeros ven como llega un chico nuevo, ellos siguen con su rutina, café, salidita a echas un cigarrito y mientras tanto charlan, “que suerte el chico, ya tiene la vida solucionada, aquí se vive de puta madre”
Según pasan los días estas ideas envuelven al chico nuevo, que para cuando se quiere dar cuenta se está quejando por que le han entretenido con una gilipollez y no ha desayunado a su hora.
Sin darse cuenta la cultura organizativa ya le había absorbido, bien por necesidad de ser aceptado por sus compañeros, por comodidad o por observación, allí donde fueres haz lo que vieres, y así una persona que tenía ganas de hacer bien las cosas, hacer mejor la empresa, crecer como profesional ha sido culturizada mediante creencias, supuestos, y comportamientos y ahora solo quiere calentar la silla, tomar café e irse a casa, ¿Dónde se quedaron las inquietudes del primer día?
Cuando una empresa pública con esta clase de cultura enquistada en el tejido organizativo pasa a ser privada tiene un problema de eficiencia, su personal no va a competir, no se van a adaptar al cambio forzoso, y lo que es peor, mientas esto siga así, por mucha gente nueva que llegue y por muchas ganas que lleven, al final serán culturizados por el resto de compañeros, como zombis a los que les han sorbido el cerebro, siendo casi imposible componer una plantilla predispuesta mientras no cambie su cultura organizativa, tarea nada fácil, pero…¿es posible?. SI, virando hacia una cultura innovadora, donde se premie el talento, se anime a involucrarse, proactividad, relaciones laborales, esfuerzo y generar sensación de contribuir.